El domingo 13 de marzo Lizbeth Domínguez y su hermana asistieron al cierre de carnaval de la Unidad Habitacional Manuel Rivera Anaya, en la ciudad de Puebla en México, pero Liz no regresó a casa con vida porque un sujeto desconocido las atacó con un 4RMA blanca y perdió la vida.
La fallecida joven tenía 22 años, y según sus redes sociales, estudiaba la licenciatura en Derecho y Criminología en la Universidad Alva Edison.
Fue sepultada el miércoles, en el panteón de San Miguel Espejo y sus parientes piden que el responsable pague por los hechos cometidos.
Alrededor de las 23:30 horas todo se salió de control, los ánimos se calentaron y los G0LPES comenzaron a presentarse entre personas que iniciaron un conflicto sin saberse porqué.
Quienes únicamente iban a presenciar el evento, como lo fueron Lizbeth, su hermana Itzel y su padre Xavier sufrieron los ataques.
Cuando la pelea campal empezó, la familia Domínguez trató salir del lugar, pero no les fue posible debido a que un desquiciado se fue encima de Lizbeth y le CLAV4RON un cuchillo en el pecho.
Su hermana fue G0LPE4DA, por lo que su padre las tomó y llevó rápidamente a la Clínica 55 del IMSS en Amalucan, centro médico al que Lizbeth llegó sin vida, mientras que su hermana fue rápidamente llevada al Hospital de Traumatología y Ortopedia.
Aunque extraoficialmente se dijo que el agresor portaba una máscara, esto no ha sido confirmado. Ambas fueron trasladadas de inmediato a una clínica cercana del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) pero Liz murió minutos después.
Las personas que conocían a Liz no dan crédito a la noticia y parte de lo que le han escrito en redes sociales en partes, lo siguiente:
“Hola, Liz. Donde quiera que estés espero que descanses, sé que no volverás pero de igual manera nos encontraremos de nuevo. Quizás no sea la manera, pero nunca es tarde para unas palabras o un texto enorme. Hay quienes dicen que hay que decirlo mientras la persona viva, pero lamentablemente ya no pude decirlo. Mientras tanto caminaré pensando en ti, sabiendo que podré escucharte en mis pensamientos y en mi corazón, podré mandarte miles de mensajes, llamarte una cantidad de veces indefinidas, esperando a que contestes o me digas cómo estas, pensar y pensar, preguntando, el porqué pasó así… ya llegará el día en que nos encontremos por el camino”.