La jueza titular del Juzgado de Instrucción 6 de Castelló, España ha decretado este viernes el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de tres personas detenidas el martes en el desmantelamiento de una secta en la masía la Chaparra de Vistabella, en Castellón.
Entre las personas enviadas al centro penitenciario figura el presunto líder espiritual, Antonio G.L., quien decía ser un enviado de Dios.
Ese hombre, Antonio G. L., de 64 años, que se proclamaba como «enviado de dios», se inició como curandero especializado en la imposición de manos -maestro reiki- hace unos 30 años, en una consulta montada en su domicilio.
Las víctimas, muy afectadas psicológicamente y con estrés postraumático, aseguran que algunas de las prácticas y rituales eran grabados.
Así, según las investigaciones el líder de la secta sometía presuntamente a niñas de la comunidad, a partir de los 15 y los 16 años, a abusos SEXU4LES, tanto con objetos como con acceso carnal.
Todo ello en presencia de miembros de la secta, bajo la premisa de que las tenía que iniciar en la SEXU4LID4D.
Otra cantidad delitos del mismo tipo se le acusa, principalmente a mujeres, incluso hombres adultos. En muchos de estos casos el supuesto líder espiritual tenía relaciones SEXU4LES con las mujeres a espaldas de sus parejas, mientras a éstos los sometía a largas jornadas de trabajo para mantener el sustento de la comunidad.
En estos casos el consentimiento SEXU4L estaba presuntamente viciado por el poder de convicción que ejercía sobre sus adeptos.
Ese fue el germen de lo que ahora la Policía y la jueza han desmantelado como secta destructiva, lo que ha permitido resarcir y/o liberar al menos a 12 víctimas.
Las autoridades que han manejado este caso revelan a este diario que, luego de esos primeros ‘clientes’ que lo consultaron, Tío Toni fue buscando familiares, y hace alrededor de dos décadas, se trasladó con ellos a la masía La Chaparra, a ocho kilómetros de Vistabella, en la que ahora intervino la Policía.
A través de todo ese tiempo Antonio G. L. ha utilizado siempre el mismo engaño para convencer a sus víctimas de que, la unión de todos y su propia ‘capacidad divina’, lograrían la sanación de niños enfermos y de esa manera obtendrían una sociedad mejor.