La violencia en Michoacán volvió a golpear a la familia del fallecido líder de las autodefensas, Hipólito Mora, tras confirmarse el asesinato de su sobrino, Alejandro Torres Mora, y la esposa de éste, en un ataque armado perpetrado durante la madrugada del sábado 1 de noviembre de 2025, en la localidad de La Ruana, municipio de Buenavista, México.
De acuerdo con reportes de seguridad, Torres Mora —productor de limón en la región de Tierra Caliente— fue atacado junto con su pareja cuando se desplazaban por una zona rural afectada por la disputa territorial entre grupos criminales, una confrontación que mantiene bajo amenaza constante a los agricultores y comerciantes del estado.
El hecho fue confirmado por Guadalupe Mora, hermano de Hipólito y tío del fallecido, quien atribuyó el atentado al grupo criminal Los Viagras, una de las organizaciones más violentas y con mayor presencia en la región.
El homicidio de Alejandro Torres Mora ocurre en medio de una escalada de ataques contra productores agrícolas del Valle de Apatzingán y la zona de La Ruana, donde la extorsión se ha convertido en un mecanismo sistemático de control por parte del crimen organizado.
Apenas el 20 de octubre pasado, Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, fue asesinado a tiros por presuntos integrantes de Los Viagras. Bravo había denunciado públicamente las cuotas y amenazas impuestas por las células criminales a los productores de limón, lo que lo convirtió en un objetivo directo.
El asesinato de este sábado refuerza la conexión entre la violencia rural y el control económico del agro michoacano, un escenario donde el negocio de la extorsión representa una de las principales fuentes de financiamiento de las organizaciones delictivas.
La familia Mora Torres ha sido una de las más golpeadas por la violencia derivada del conflicto criminal en Michoacán. El doble homicidio de Alejandro Torres Mora y su esposa se suma a una cadena de agresiones que se remonta al surgimiento de las autodefensas en 2013, cuando Hipólito Mora encabezó el levantamiento civil contra los Caballeros Templarios en la región.
En 2014, Manuel Mora Torres, otro integrante de la familia, fue ejecutado durante un enfrentamiento armado. Posteriormente, en junio de 2023, el propio Hipólito Mora fue asesinado junto con su esposa en un ataque atribuido también a Los Viagras, mientras circulaba en su camioneta por el centro de La Ruana.
Estos episodios consolidan a la familia Mora como un símbolo trágico del costo humano que ha dejado la lucha entre grupos criminales y las autodefensas en Michoacán, una región que desde hace una década permanece atrapada entre el control territorial y la violencia selectiva.
La Tierra Caliente michoacana, integrada por municipios como Buenavista, Apatzingán y Tepalcatepec, continúa siendo una de las zonas más conflictivas del país, con la presencia de facciones armadas vinculadas a Los Viagras y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las agresiones contra productores y líderes del sector agrícola evidencian el deterioro del tejido social y la ausencia de control estatal efectivo en amplias zonas rurales.
La extorsión al sector limonero, una de las principales actividades económicas de Michoacán, se ha convertido en un impuesto criminal obligatorio cuya negativa puede significar una sentencia de muerte.
Para los habitantes de La Ruana y el Valle de Apatzingán, la vida cotidiana transcurre bajo una amenaza constante, donde la violencia ya no distingue entre líderes sociales, trabajadores del campo o familiares de exautodefensas.
El doble homicidio de los Torres Mora confirma que la paz en la región sigue siendo una promesa lejana, y que el legado de Hipólito Mora —resistencia frente al crimen organizado— sigue cobrándose con sangre.
