Un padre de familia de 33 años, identificado como Alejandro Ladino, fue asesinado la noche del jueves durante un intento de robo en el nuevo ciclopuente de la calle 80, en Bogotá, Colombia, una obra que apenas lleva tres meses en funcionamiento y ya se ha convertido en un foco de peligro.
Según testigos, Ladino se desplazaba en bicicleta junto a su pareja cuando, al llegar a la intersección de la avenida Boyacá con calle 80, fueron rodeados por varios delincuentes armados que los interceptaron desde ambos extremos del puente. El hombre intentó resistirse al robo, pero en cuestión de segundos, uno de los asaltantes lo atacó brutalmente con un cuchillo, causándole dos heridas mortales: una en el pecho y otra en la espalda.
El crimen ocurrió ante la mirada desesperada de su compañera, quien no pudo hacer nada para evitar la tragedia. Los delincuentes huyeron con rumbo desconocido, dejando a Ladino sin vida sobre el pavimento y a la ciudad sumida en la indignación.
Familiares y amigos del joven exigen justicia. “No es justo que una persona pierda la vida por una bicicleta. Queremos que su muerte no quede impune”, expresó entre lágrimas una de sus primas, a un medio de comunicación capitalino.
Vecinos del sector denunciaron que el moderno ciclopuente carece de iluminación adecuada y presencia policial, lo que lo convierte en un punto crítico durante la noche. Incluso aseguran que personas en condición de calle han ocupado los bajos de la estructura, aumentando el temor entre los peatones y ciclistas.
Pese a que la Policía asegura que los robos de bicicletas han disminuido un 19 % este año, las cifras siguen siendo alarmantes: más de 5.000 hurtos reportados en 2025 y apenas una cuarta parte de las bicicletas recuperadas.
Mientras avanzan las investigaciones para dar con los responsables del asesinato de Alejandro Ladino, la comunidad exige patrullajes permanentes y cámaras de seguridad en el nuevo ciclopuente, que hoy simboliza más miedo que progreso.




